Los estafadores utilizan cada vez más la inteligencia artificial para ejecutar complejos esquemas de fraude farmacéutico que ponen en riesgo la salud pública. Según una investigación de la firma Check Point de ciberseguridad , los ciberdelincuentes están explotando las herramientas de inteligencia artificial para crear suplantaciones convincentes de médicos y clínicas mientras promueven medicamentos no aprobados o falsificados en línea.

 

 

Las estafas generalmente comienzan con anuncios que parecen provenir de profesionales médicos confiables. Utilizando la generación avanzada de imágenes y videos, los estafadores crean fotos y videos realistas de personas que se ven y suenan como médicos reales. Estos materiales luego se comparten en las redes sociales y otras plataformas, lo que lleva a los usuarios a sitios web médicos falsos que imitan a los proveedores de atención médica legítimos.

Check Point descubrió que esta actividad comenzó a crecer rápidamente a principios de 2025. Las campañas a menudo anuncian productos que afirman ofrecer resultados de salud rápidos o dramáticos. Un ejemplo involucró un producto llamado “PEAKA GLP-1 Slimming Pearls”, que prometía falsamente efectos similares a los medicamentos recetados utilizados para la diabetes o la pérdida de peso. La medicación no estaba regulada ni verificada.

Las víctimas que compran en estos sitios web enfrentan dos riesgos principales. Algunos nunca reciben los productos por los que pagan, mientras que otros reciben píldoras o líquidos con ingredientes desconocidos que pueden causar reacciones alérgicas, empeorar las condiciones médicas o retrasar el tratamiento real. Los expertos advierten que estos esquemas van más allá de los delitos financieros y pueden poner en peligro vidas directamente.

Los investigadores de Check Point estiman que cada día se crean más de quinientos sitios web médicos falsos. Muchos usan logotipos robados, testimonios fabricados y marcas cuidadosamente diseñadas para parecer creíbles. También emplean tácticas de marketing manipuladoras, como temporizadores de cuenta regresiva, alertas de existencias limitadas y grandes descuentos para presionar a los usuarios a realizar compras rápidas sin verificar la legitimidad.

Una estafa típica sigue un patrón consistente. Comienza con un anuncio pagado en las redes sociales que parece estar respaldado por un médico o clínica conocidos. Cuando los usuarios hacen clic en el anuncio, son redirigidos a un sitio web falso que se ve casi idéntico al sitio de un proveedor de atención médica real. Después del pago, las víctimas pueden no recibir nada o recibir productos falsificados que pueden ser dañinos o incluso tóxicos.

La introducción de la inteligencia artificial en estas estafas las ha hecho mucho más convincentes. Los delincuentes utilizan la generación de contenido habilitada por IA para producir imágenes, videos y testimonios personalizados que coincidan con los intereses de los usuarios objetivo. Muchas de las campañas se centran en temas delicados como la pérdida de peso o las enfermedades crónicas, explotando la vulnerabilidad de las personas que están desesperadas por opciones de tratamiento asequibles o rápidas.

Esta nueva tendencia ha creado importantes desafíos tanto para los reguladores de la salud como para los profesionales de la ciberseguridad. La línea entre el fraude en línea y la negligencia médica se está volviendo cada vez más borrosa. Las estafas no se limitan a robar dinero; Crean riesgos directos para la salud al alentar a las personas a tomar sustancias no aprobadas o retrasar la atención médica legítima.

Los expertos médicos y los defensores de la seguridad del paciente enfatizan que los consumidores deben tener cuidado cada vez que se anuncia un producto de salud en línea. Las señales de advertencia incluyen la falta de información de contacto verificada, precios que parecen inusualmente bajos y la ausencia de un requisito de una receta válida. Los sitios web que solicitan pagos a través de criptomonedas o servicios financieros offshore deben tratarse como altamente sospechosos.

Las organizaciones sanitarias y los reguladores están trabajando ahora para identificar y desmantelar las redes que soportan estas operaciones fraudulentas. Esto incluye el seguimiento de dominios vinculados, servicios de alojamiento y procesadores de pago. Muchos sitios farmacéuticos falsos comparten la misma infraestructura subyacente, lo que permite a los investigadores conectarlos y tomar medidas coordinadas.

Los investigadores de ciberseguridad recomiendan que las empresas del sector sanitario refuercen los sistemas de monitorización para detectar la suplantación de marca y la publicidad fraudulenta. La colaboración entre las plataformas de redes sociales, las instituciones financieras y las agencias gubernamentales también es esencial para limitar el alcance de estas campañas.

Las estafas farmacéuticas habilitadas por IA muestran la rapidez con la que está evolucionando el fraude digital. Al usar inteligencia artificial para simular la autoridad y la credibilidad médicas, los estafadores pueden manipular la confianza pública y causar daños en el mundo real. La combinación de fraude financiero y riesgo para la salud hace que esta sea una categoría de ciberdelincuencia excepcionalmente peligrosa.

Los consumidores, los proveedores de atención médica y los reguladores deben permanecer alerta y actuar rápidamente para detener estos esquemas antes de que se propaguen aún más. Proteger a los pacientes de la información errónea y los medicamentos falsificados requerirá sistemas de verificación más sólidos y una cooperación más estrecha entre las industrias de la tecnología y la atención médica.

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